domingo, 12 de julio de 2009

El dios Cuniraya y la princesa Cavillaca


El valle de Lurín tuvo un especial significado religioso en la antiguedad prehispánica; por ello, en torno a esta zona se tejieron muchos mitos, cuentos y leyendas. Una de estas leyendas tiene que ver con la aparición de las islas que se hayan frente a la playa de San Pedro:

En los primeros tiempos, el dios Cuniraya enseñaba a los pobladores de la sierra a construir andenes y canales de riego. Por su lado, la princesa Cavillaca era la mujer mas hermosa de aquellos dás; ella prefería serguir soltera a pesar de su juventud. Conocedora de su belleza ella rechazaba a cualquier hombre que le propusiera unirse con ella. Los pretendientes no podían hacer nada frente a la decisión tomada.

Cuenta la historia que cuando ella se encontraba trabajando en su telar debajo de la sombra de un lúcumo, Cuniraya (que pasaba por ahí) quedó enamorado de la gran hermosura de esta princesa. Amor a primera vista. Conociendo la fama de Cavillaca y lo difícil que era llegar a su corazón, el dios Cuniraya se convirtió en una pequeña ave y desde una rama colocó su semen en una lúcuma y la hizo caer en el regazo de la princesa. Ella se comió la olorosa lúcuma y disfrutó de su sabor, tiempo después quedó embarazada.

A los nueve meses la princesa Cavillaca dio a luz a un niño, sin embargo, ella no sabía quién era el padre de este. Esta pregunta rondaba su cabeza y cuando el niño cumplió un año ella decidió conocer la verdad.

Para esto, ella organizó una fiesta invitando a todos los curacas y personajes importantes de la región en Anchicocha (antiguo Huarochirí). Los invitados estaban lujosamente vestidos, brillantes e imponentes. Como ninguno de estos le daba información sobre la paternidad de su hijo, ella le dijo al pequeño que corriera y abrazara a su padre. Cuniraya estaba disfrazado de mendigo y por ello, relegado a una esquina de la habitación totalmente alejado del salón principal. El niño caminó entre todos los elegantes curacas y no paró hasta llegar y abrazar al menesteroso cuniraya. El niño se sentó en su regazo y sonrió con él.

Cavillaca, conmocionada y triste de que el padre de su hijo sea un mendigo, cogió del brazo al niño y corrió hacia el mar desesperadamente. Al llegar a la orilla se arrojaron a las aguas y las olas los transformaron en las dos islas que se encuentran frente a la playa de San Pedro de Lurín. La princesa es la isla grande y su hijo la más pequeña.

Por su lado, Cuniraya al ver lo que sucedía se quitó las ropas andrajosas y se mostró como el más hermoso y resplandeciente de los dioses. Ni sus gritos ni súplicas pudieron evitar que Cavillaca y su hijo se arrojaran al mar los persiguió encontrándose en el camino con el diversos animales; Algunos de ellos le dijeron que la encontraría y otros le dijeron que no la encontraría. Dependiendo de sus respuestas, él los premiaba o los maldecía. Estos animales fueron: Condor, Zorro, Halcón, Puma, serpiente y Loro. Al quedarse hablando con ellos, Cuniraya perdió valioso tiempo para evitar que Cavillaca se arroje al océano y cuando llegó al mar ella y su hijo ya se habían convertido en islas.

Erróneamente, la gente piensa que por su forma son el cuerpo y la cola de una ballena, pero se trata de la princesa y su hijo quienes se arrojaron al mar por error. El orgullo de ella le nubló la mente y la razón al saber que fue poseída por un mendigo.

En cuanto al dios Cuniraya, éste se vió triste y amargado por todo lo ocurrido, actuando en adelante con impotencia y suma violencia. Quizo conquistar el amor con un engaño y no a rostro descubierto.

Este mito fue recogido por el cura Jesuíta Francisco de Ávila cuando realizaba las conocidas extirpaciones de idolatrías que se llevaron a cabo a traves de la costa y sierra peruana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me sirvio para mi tarea

OTC dijo...

Interesante relato, pero la ortografía y gramática deja mucho que desear.

Unknown dijo...

Está bien interesante me gustó Se me sirvió para una tarea