miércoles, 18 de junio de 2008

El azul marino va bien con todo!


Cuando llegué por primera vez a Tumbes inmediatamente tuve que matricularme en el colegio. Luego de vaciar (no desempacar, sino vaciar) mis maletas e instalarme en mi nueva casa, era urgente que lo hiciera. Yo estaba perdiendo clases debido al viaje de traslado desde la capital, así que mi mamá preguntó a su nueva vecina acerca de los colegios de la zona y ella le respondió que el mejor de los "nacionales" (estatales) era el colegio "El Triunfo", mientras que los colegios particulares con mejor nombre eran el "Santa María de la Frontera" y el "Niño Jesús".

Mi mamá (mujer de ideales y grandes aspiraciones para su adolescente y sano hijo) me llevó rápidamente en un mototaxi (me da algo de verguenza decirlo, pero tenía 13 años aún) hacia esos tres colegios. Primero, y en clara intención de desanimarme, me llevó al colegio estatal; y la verdad es que desde que entré me pareció un lugar descuidado, sin embargo era tranquilo y algo ordenado; los uniformes eran de color gris y camisa blanca. Fue entonces que al observar a todos los estudiantes me di cuenta que ninguno vestía casaca o "chompa" distintiva del colegio (como si sucede en la capital); y no era para menos ya que yo me encontraba en un lugar cercano a la línea ecuatorial, es decir, un lugar con clima tropical y donde las casacas o chompas eran tan innecesarias como una servilleta en una pachamanca. Me desanimé de estudiar ahí y le dije a mi mamá que nos fuéramos a ver otro colegio. Yo siempre había estudiado en colegios particulares y siempre nos distinguíamos por los coleres de nuestras casacas o chompas. Acá no iba a ser la excepción. Ahí fue que mi curiosidad saltó y quise ver dónde era que los alumnos de los colegios se distinguían unos de otros.

Tomamos otro mototaxi y nos fuimos al "Santa Maria" y lo primero que vi fue una gran cúpula que sobresalía del colegio. Rápidamente me di cuenta de que este era un colegio religioso conocido como "RSC" (osea dirigido por las "Reparadoras del Sagrado Corazón"). Tocamos el gran portón celeste pero nada, entonces vimos al costado un timbre. Una vez presionado, salió una monja con hábito de color celeste (yo lo vi celeste, pero seguramente era una de esas variaciones de celeste que sólo las mujeres pueden ver) y muy amablemente nos invitó a pasar a la dirección, nos contó sobre la historia del colegio y los beneficios. Mientras caminaba, veía chicos y chicas de marcada apariencia capitalina jugando o conversando en el patio (pues era la hora del recreo). Me di cuenta de que eran los hijos de los oficiales del ejército o la marina quienes estudiaban ahí. Me pareció chévere la posibilidad de estudiar, jugar fulbito o salir a huevear por ahi con ellos; sin embargo, el detalle que hizo que cambiara de parecer fue que el uniforme distintivo era un pantalón celeste y una camisa blanca, lo cual me recordaba a las fotos de mi abuelito materno (que en paz descanse) parado como un dandy con su saco tambiñen celeste y sus zapatos blancos, cigarrillo en labios, junto a la chica de turno. - ¡Ah no carajo! ni cagando me pongo ese pantalón - pensé, además que estaba gordito y me iba a parecer a un "marschmallow" celeste con la cubierta blanca encima. Entendí entonces que esa vestimenta solo le quedaba a la "beautiful people" de Tumbes. Aparte que tampoco quería una educación tan religiosa.

-No mamá, vámonos de aquí - rogué.

Aunque ambos colegios estaban a cinco cuadras de distancia uno de otro, tomamos otro mototaxi (comprendan que éramos recién llegados al pueblo) y llegamos al colegio "Niño Jesús". La entrada era bonita, no era un portón sino mas bien una reja hábilmente trabajada, se podía ver hasta el fondo del colegio desde afuera. Había árboles de mango y ciruelas en el jardín de la entrada junto a la dirección. Pasamos y el director era una suerte de "amo del calabozo" (no se si recuerdan la serie animada "Calabozos y Dragones"): pelado, bajito y barrigón; y también el mismo floro: que la matrícula, que la biblioteca, que la enseñanza, que los profesores , que los servicios, uff! etc, etc. Yo solo trataba de encontrar algún grupo de alumnos y ver como vestían, pues si el uniforme era como esa cagada celeste del otro colegio, me iba al colegio estatal.

Sin embargo, grata fue mi sorpresa cuando vi a un grupo de alumnos caminando hacia un laboratorio cercano vestidos con pantalones y faldas de color azul marino. Fue ahí que definitivamente escogí el lugar donde poner a trabajar mi materia gris por los 5 años que tenía por delante en esa ciudad. El color era serio, no era llamativo y podías utilizarlo para cualquier ocasión social, léase, quinceañero, matrimonio, cóctel, bautizo, misa, etc. Guau! Era EL uniforme.

- Sí mamá, este colegio me gusta más - l,e dije mirándole a los ojos, suplicante por no tomar otro mototaxi hacia otro centro educativo.

Y fue así que me matriculé en este colegio: el "Niño Jesús"; el nombre era una mariconada total, sin embargo prefería que me distingan por mi uniforme mil veces a que lo hagan por el nombre de mi colegio (años mas tarde me daría cuenta que mencionar que estudiaba en el "Niño Jesús" era una ventaja si quería salir con chicas de otros colegios, especialmente del "Rosa Mística", que era un colegio de mujeres únicamente); Era chévere tener ese uniforme: pantalón azúl marino y camisa blanca. Mi colegio tenía estilo, me sentía cómodo caminando con mi mochila en la espalda, mi pantalón azul marino y mi camisa blanca y la insignia guardada en el bolsillo de la misma.

Caminar a mi casa desde el colegio era tremendamente liberador porque los otros colegios tenían uniformes con colores ridículos, por ejemplo el "Santa Rosa" (conocido como "Santa Rota") tenía uniforme gris claro (color rata), el "Santo Domingo", pantalones marrones (una gorrita marrón y eran guachimanes del barrio) o el "Rosa Mística" con sus faldas de color celeste eléctrico, etc.

Y así, luego de mi matrícula pude hacer amigos fácilmente (Javier "negro" Silva, Luis "pata de chancho" Ramírez, Jorge "zambo" Zambrano, Mario "cabeza de gato" Suárez, Ronald "narizón" Torrejón). Ellos eran mis nuevos vecinos ahora. Todos eran iguales a mi y casi de la misma edad. Sin embargo, el detalle era que no estudiaban en el "Niño Jesús"como yo.

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