sábado, 11 de octubre de 2008

Algo se pudre en Elsinor


Habían transcurrido varios días y ese olor característico me recibía cada vez que llegaba de la universidad a mi casa. Siempre sentía lo mismo al momento de abrir la puerta de mi habitación. Por más que intentaba descubrir de dónde provenía dicho aroma de ambientador cítrico combinado con gas lacrimógeno y llanta quemada, no podía ubicarlo. Lo sentía pero no lo veía. Era como el fantasma paternal de Hamlet.

Pero yo no estaba loco, mi nariz podía percibir el olor e inclusive en las noches me despertaba con un gran malestar en el pecho y dolor en la garganta. Esta última seca, como consecuencia de respirar algún aire contaminado; y mi pecho ronco, abundante en flemas, posiblemente por la producción infinitesimal de mucosidades preventoras de alguna infección en contra de mi organismo.

Inclusive me despertaba en las madrugadas para buscarlo, pero no podía encontrar el origen de ese olor que ya se estaba convirtiendo en algo peligrosamente familiar para mi.

¿Locura?, ¿Acaso Rosencrantz y Guildenstern estarían afuera?...ALGO SE PUDRE EN ESTE CUARTO!...un olor a naranja radioactiva ya me lo ha advertido cual fantasmal sombra paterna hamletiana, dicho olor me comunicaba que algo andaba mal y que si bien todo parecía normal, no era así.

"Desquiciado esta el mundo: ¡suerte horrenda!
haber nacido yo para su enmienda"

Nadie sentía nada, pero yo si. Nada se percibía y nada se arreglaba más. La única solución:

"Abrid vuestra ventana príncipe, que a su aposento le hace mucha falta"

Detrás de aquélla puerta se escondía un gran secreto y mi ser frente al espejo sosteniendo una "Naranja Huando sin pepa" de $ 2.80 el kilo; clavándole una mirada artera pero cautelosa, amenazante pero temerosa a la vez, mirándola, concentrádome en ella para que explote y me diga con sus restos esparcidos por las paredes qué cosa se estaba pudriendo en Elsinor...


"Tu especie es traicionera"
"Si eres honrada y hermosa, no debería haber trato alguno entre tu existencia y tu cítrica dulzura
Oh! naranja. Tú"




Y de pronto:
"Oler o no oler, la alternativa es esa!
Si a la luz de la razón es más digno
sufrir los golpes punzantes
de aquellos olores tan fuertes y horrendos,
que a mis fosas nasales aquejan,
o terminar la lucha en guerra
contra un cúmulo de fetidez.
Morir, dormir, no más, ¿desmayarse tal vez?;
y con un sueño pensar que concluyeron las penas,
buscando un estado de inconsciencia que acabe con
los mil tormentos de la carne
cuya muerte debe ser apetecida".

Medias, camisetas, camisas sucias, ropa interior, zapatillas, bolsas, bolsas, bolsas......la puta madre! Una bolsa! Ser o no ser!; era LA bolsa, ahora en recogerla estaba el dilema. Ahora pues. No había súbditos, lacayos o villanos para hacer el trabajo sucio.
"Oh Bolsa!, condenada
estas a ser eliminada
por volver mi vida fatigosa.
Se escucharon mis plegarias".
Y ahí estaba, el veneno para las espadas, un olor radioactivo cuyo color negro y putrefacto era envuelto en una bolsa de naranjas malogradas hacía cerca de un mes.

Mierda! qué asco encontrar el origen de mi malestar nocturno atras de la puerta bien escondido entre la ropa sucia. Si, soy un puerco, pero un amado puerco, el príncipe de las piaras.
"La fatal ponzoña que mi espíritu embargaba,
me profetizaba una vida de males,
ahora, regocijado, me resta solo el silencio.
Así sea mi fiel Horacio"

Y así cogí la bolsa con naranjas podridas de hace un mes y la boté en el real tacho de Elsinor. Fatalidad, causa - efecto.

PD: Luego de agarrar y envolver la bolsa, me dí cuenta de que soy alérgico a los hongos y la humedad, me pica la garganta y hasta ahora no se me pasa una rara sensación. Es un final abierto con un comienzo cerrado. ¿Al final Horacio muere?.





No hay comentarios: