jueves, 20 de agosto de 2009

Incomodidad

Rubén esta cansado el día de hoy. Tuvo que enfrentarse a la misma gente de siempre. La misma jodida gente de siempre. Algunos altaneros y arrogantes, otros debiluchos y pusilánimes; ¿tal vez él tendrá algo de ambas sitauciones?, ¿será una antipatía contra si mismo?.
Proyectos, aspiraciones, ideas; arranques de procastinación se llevaron todo. Insiste tocando la puerta. Nadie abre. No hay luz, No suena el timbre, No hay una forma de comunicarse naturalmente con alguien. Justificaciones a todo.
Solo se fué, en medio de una gran retirada ante tanta mierda regada alrededor de él. Se escondió entre muchos para huir. El deseo de superar a los demas con ilusiones, con cosas intangibles es otra quimérica oportunidad.
Siente y desea con mucha fuerza que todo acabe hoy o mañana. La esperanza de las cosas no son para siempre le causa alivio y terror.
La vida y la muerte juntas en él, alrededor de él. Su existencia, su vida, el préstamo de ese valor que no vale nada para algunos mientras que para otros si.
Unos lo siguen, a veces se cree Jesucristo, le gustaría ser leyenda y ser amado supernaturalmente. Superlativamente, masivamente, todo el orbe inclinado ante él luego de muchas traiciones.
Llega por detrás, le tocan el hombro.
-¿Qué pasó?, ¿A que hora llegaste?- ella con mirada sorprendida, él perdido.
-Olvidé las llaves y tengo hambre, abre por favor.

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